En su clásico El elogio de la sombra (Siruela) Tanizaki habla de la importancia de otro clásico estival, la anhelada sombra, para… la cocina japonesa: “si la cocina japonesa se sirve en un lugar demasiado iluminado, en una vajilla blanca, pierde la mitad de su atractivo”. Es curioso que en Occidente suceda casi lo contrario. Sin embargo, en el interiorismo tradicional nipón ocurre algo parecido: la belleza de una habitación japonesa se produce por juegos de sombras. No necesita ningún accesorio.
La sombra está también presente en los viajes de Josep Pla. El viajero de Palafrugell recomienda, por ejemplo, que “para beber, y para tener con el mundo aquel contacto afinado y vaporoso que da el alcohol, tiene que haber poca luz. Tampoco demasiado poca, porque entonces sería literario y eso no nos gusta”. La poca luz da sed e invita a soñar, asegura Pla que cuenta en Cartas de lejos (Destino) que le gustan las mesas de madera en los bares. Nada de mármoles.
Anatxu Zabalbeascoa
http://blogs.elpais.com/del-tirador-a-la-ciudad/2010/08/arquitectura-y-verano-1-abierto-por-vacaciones.html
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