domingo, 4 de diciembre de 2016

Miguel Ángel Lorite, iluminación museográfica.

Actualmente los arquitectos están introduciendo la luz natural como un elemento importante en los espacios expositivos, sin embargo, es uno de los factores que provoca el deterioro de las obras de arte expuesto. ¿Cómo afrontan este reto?


 En la iluminación natural ha habido dos tendencias consolidadas muy enfrentadas ya que la luz natural es el agente más deteriorarte de todos, es incontrolable por cómo funciona. 

Dependiendo del tipo de museo ha existido la corriente de hacer cajas oscuras, o todo lo contrario. 

Cuando ha prevalecido la necesidad de conservación se han opacado los museos. Esto se ha hecho mal, la arquitectura sin luz no es arquitectura. 

Creo que en la arquitectura histórica se debe respetar la luz natural, ver como se rescata al máximo en zonas comunes, patios centrales, zonas de orientación norte donde se puede utilizar de forma que acompañe a la artificial. Y en los museos de nueva planta el arquitecto debería saber mucho sobre iluminación natural. 

Hay veces en que la luz natural ingresa estupendamente en la arquitectura y otras muchas veces no. ¿Qué habría que hacer? Un estudio científico es perfectamente posible, lo hemos hecho para algunos arquitectos. 

¿Puede ser compatible iluminar una obra de arte delicada solo con luz natural?

 No, porque hay circunstancias en latitudes muy luminosas en las que puede ocurrir que en un 20% o un 30% del horario de apertura del museo no se vea nada bien. 

La conciliación tiene que estar esencialmente en los museos más que en los paneles expositivos. 

Estamos en una sociedad que explota poco el jardín, los corredores, los pasadizos, restaurantes, librerías, estancias que no son espacios expositivos donde la luz natural tiene que existir, si es posible.

 http://www.lightecture.com/portfolio/miguel-angel-lorite-el-don-de-la-locuacidad/

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