Actualmente los arquitectos están introduciendo la luz natural
como un elemento importante en los espacios expositivos, sin embargo, es
uno de los factores que provoca el deterioro de las obras de arte
expuesto. ¿Cómo afrontan este reto?
En la iluminación natural ha habido dos tendencias consolidadas muy
enfrentadas ya que la luz natural es el agente más deteriorarte de
todos, es incontrolable por cómo funciona.
Dependiendo del tipo de museo
ha existido la corriente de hacer cajas oscuras, o todo lo contrario.
Cuando ha prevalecido la necesidad de conservación se han opacado los
museos. Esto se ha hecho mal, la arquitectura sin luz no es
arquitectura.
Creo que en la arquitectura histórica se debe respetar la
luz natural, ver como se rescata al máximo en zonas comunes, patios
centrales, zonas de orientación norte donde se puede utilizar de forma
que acompañe a la artificial. Y en los museos de nueva planta el
arquitecto debería saber mucho sobre iluminación natural.
Hay veces en
que la luz natural ingresa estupendamente en la arquitectura y otras
muchas veces no. ¿Qué habría que hacer? Un estudio científico es
perfectamente posible, lo hemos hecho para algunos arquitectos.
¿Puede
ser compatible iluminar una obra de arte delicada solo con luz natural?
No, porque hay circunstancias en latitudes muy luminosas en las que
puede ocurrir que en un 20% o un 30% del horario de apertura del museo
no se vea nada bien.
La conciliación tiene que estar esencialmente en
los museos más que en los paneles expositivos.
Estamos en una sociedad
que explota poco el jardín, los corredores, los pasadizos, restaurantes,
librerías, estancias que no son espacios expositivos donde la luz
natural tiene que existir, si es posible.
http://www.lightecture.com/portfolio/miguel-angel-lorite-el-don-de-la-locuacidad/
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