jueves, 14 de marzo de 2013

Aula de la luz. masterdia. Elisa Valero

De su trabajo, Carlos Martí Arís ha dicho lo siguiente:

Puede parecer extraña la idea de basar la definición de arquitectura, una actividad intrínsecamente ligada a la materialidad, al peso y a la voluntad de permanencia, en algo tan intangible como la luz. Sin duda se corre un cierto riesgo al colocar un fenómeno tan cambiante y evanescente como la luz, en el centro mismo de la arquitectura que es siempre acción enérgica y visualización del persistente esfuerzo del ser humano para encontrar su lugar en el mundo. Y, sin embargo, puede afirmarse que sólo cuando la luz ha sido domesticada y controlada mediante artefactos que regulan nuestra relación con ella o permiten canalizarla hacia ese objeto que queremos destacar, es decir, sólo cuando somos capaces de convertir la luz en instrumento que moldea el espacio y lo individualiza, a la vez que lo reintegra a la universalidad de las leyes cósmicas, y sólo entonces, cabe hablar con propiedad de la arquitectura como arte, como facultad del espíritu, y de aquellos que la ejercen como verdaderos arquitectos. Así opera el verdadero arquitecto con la luz, enredándola en sus artificios, convirtiéndola en obediente protagonista de un acto ritual cuyo guión sólo él conoce. Así procede Elisa Valero, observando el problema de frente con actitud atenta y expectante, manteniendo firmes los ejes que rigen el proyecto y amoldando la construcción a las circunstancias que el lugar va desvelando al arquitecto, susurrándole al oído sus secretos.

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