
Los nuevos proyectos me ponían nervioso. Me causaban ansiedad. Visitaba el terreno durante el día. Durante la noche. En días soleados para ver los ángulos de incidencia del sol y cuando soplaba el viento. Olía la tierra, comprobaba su nivel de agua, la geología. Yo siento mucho respeto hacia la tierra y antes de ir a meter mi mano tengo que auscultarla. Una casa en el paisaje debe mejorarlo y si no lo mejora debe, al menos, asimilarse a él, debe verse lo menos posible
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