
“Haciendo de necesidad virtud, la arquitectura atmosférica (nada menos) procura un uso responsable de los recursos escasos, y al tiempo recobra el placer táctil de las fluctuaciones térmicas, la humedad ambiente o el movimiento del aire, abandonando la costosa y narcótica homogeneidad moderna para recuperar procedimientos de la construcción tradicional que, con menor complejidad técnica e inferior consumo energético, mantienen el confort sin dejar de suministrar estímulos sensoriales a cuerpos que habían olvidado el gozo del sol o la brisa en la piel, prefiriendo una penumbra tibia al brillo cegador de la razón mecánica”.
http://elpais.com/elpais/2012/02/08/opinion/1328703578_748680.html
1 comentario:
Es genial el concepto, las últimas palabras para pensar. Soy un aspirante al arte, desde Paraguay un cordial saludo. Gracias por compartir
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